Este 20 de diciembre se cumplen 35 años desde la invasión de Estados Unidos a Panamá, una intervención militar que marcó un antes y un después en la historia del país. La operación, denominada “Causa Justa”, tuvo como objetivo derrocar al general Manuel Antonio Noriega y restaurar el orden democrático, pero dejó profundas heridas en el tejido social panameño.
Las trágicas consecuencias
El 20 de diciembre de 1989, la capital panameña y otras ciudades fueron escenario de intensos combates que provocaron la muerte de civiles y militares, miles de desplazados, y destrucción significativa en sectores como El Chorrillo. Según organizaciones de derechos humanos, las cifras de fallecidos varían entre cientos y miles, muchas de ellas aún en disputa.
Los bombardeos dejaron una huella imborrable, especialmente en comunidades vulnerables. El barrio de El Chorrillo, epicentro de los enfrentamientos, fue reducido a escombros. Los sobrevivientes aún relatan los horrores vividos durante las horas más críticas del conflicto.
Reflexión y memoria
Con motivo de este aniversario, diversas actividades de conmemoración se llevarán a cabo en todo el país, incluyendo ceremonias religiosas, actos culturales, y conversatorios académicos. En la ciudad de Panamá, se realizará un homenaje a las víctimas en el Jardín de Paz y una caminata en el barrio de El Chorrillo, que busca mantener viva la memoria de los hechos ocurridos.
Activistas, académicos y líderes comunitarios coinciden en la importancia de seguir exigiendo justicia y reparación para las familias afectadas, así como de reflexionar sobre las lecciones que dejó la invasión en términos de soberanía y derechos humanos.
Un país resiliente
A pesar de las heridas, Panamá ha demostrado su capacidad de resiliencia, reconstruyendo no solo su infraestructura, sino también fortaleciendo su democracia. Sin embargo, los panameños continúan recordando este día como una oportunidad para honrar a las víctimas y abogar por la paz y la reconciliación nacional.
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